lunes, 15 de junio de 2009

2008

El nuevo año se apresuraba a llegar mientras mi mente no había asumido ni siquiera los dos últimos. Presentía, como nos pasa a veces, que este año no sería para mí un año provechoso. En cambio me resulta curioso que disentía de la realidad casi tanto como me acercaba.

Dividida entre tres ciudades me vi envuelta en un ciclo de idas y venidas hacia unas y otras, recorriendo cada aeropuerto, cada estación…Y sacando a menudo una libreta donde escribir mis pensamientos en aquellos lugares. Donde lejos de sentirme un ser individual, me veía rodeada y fusionada con la gran sociedad cosmopolita.

Al llegar la primavera el revuelo de papeletas luchaba junto a las campañas para acabar con un día de votos y la victoria de un, ya conocido. Mientras mi crisis personal aumentaba por soñar demasiado con príncipes inexistentes, empecé a escuchar rumores de una nueva crisis. Pero no era personal, sino mundial: una crisis económica. Así fue como al volver a casa vi como cerraban negocios y los bancos quebraban. Como mi mismo interior que se desquebrajaba a cada paso; reflejado en la humanidad. Y así fue como se iba hundiendo la economía, junto conmigo.

Mientras mi mente colapsada de estudios vagaba en sueños, en la calle se vitoreaba la victoria española frente al país germano. Sonreí. Al fin y al cabo era un alivio tras tantos años.

Llegó el verano, y con él un nuevo aire cargado de optimismo, quizá era el sol que revivía almas perdidas como la mía. Seguía dando vueltas y más vueltas a mis obsesiones que rondaban una y otra vez por mi cabeza, al igual que se encontraban los ciclistas del Tour de Francia, donde una vez más ganamos. Parecía que el mundo se había puesto de acuerdo para alcanzar sus victorias al tiempo que yo me veía vencida por un sinfín de derrotas.

Y como un rayo de luz entrando por la ventana, llegó lo que tanto ansiaba y volví a llenarme de esa ilusión perdida. Tal vez fue casual que en América se eligiera al primer presidente negro de la historia.

Es posible, pensé, que por fin esté girando a la vez que el mundo.

1 comentario:

  1. Siempre giramos con el mundo,Mikaela,aunque a veces nos deje un poco en las esquinas,en los márgenes olvidados.Cuando las cosas no van bien,tú llenate de fuerza y esperanza.

    ResponderEliminar